Cuentos

Estoy bien Quetzal Noah

Estoy bien» fueron las últimas palabras de mi amigo Saúl antes de enterarnos de tan terrible noticia. Nos mirábamos los rostros angustiados con un desfile de preguntas sin respuesta, ninguna razón parecía encajar de manera lógica, aunque ¿qué tiene de lógico este mundo? Es por ello que muchos eligen lanzarse al caos en búsqueda de un sentido para reivindicar su vida. Su madre se ahogaba en un océano inmenso de lágrimas y en los episodios de su voz de agonía decía mijito chulo, mijito tan lindo, mijito… su padre la tomaba por los hombros desgarrado por dentro tratando de no llorar, alguien tiene que hacerse el fuerte en este tipo de casos.
Dos días después del velorio Patricio, Paola y yo nos vimos en ese bar que frecuentabamos los cuatro donde los jueves tenían promoción de tres cervezas y unas alitas por cien pesos. Nos faltaba Saúl, no podíamos decir que nuestro amigo se fue feliz de este mundo porque no lo sabíamos y en cierta parte eso nos tenía aterrados. Bebimos con un montón de vidrios afilados atravesando nuestra garganta, repasabamos nuestras aventuras en los días de prepa cuando nos poníamos de acuerdo para saltarnos las clases e irnos por una pizza o al cine hasta la última vez que estuvimos juntos los cuatro que fue cuando salimos a hacer una sesión fotográfica a esa vieja casa embrujada en del centro de Monterrey.
Dos meses después fui asimilando el dolor y acepté con el más sincero cariño latente de una amistad noble su repentina partida. En ese entonces quedé de verme con una chica que conocí en tinder en uno de esos lugares donde la cheve está a dos por treinta pesos. Tenía un aura misteriosa, su cabello largo y suelto como surcos que se mecen al cálido e inmutable viento de las parcelas, un collar negro y tatuadas algunas figuras geometrías en su muñeca y su hombro. No estábamos en búsqueda de ninguna conexión así que después de dos cubetas de coronas nos fuimos a buscar un motel barato como mutuo acuerdo.
LO SIENTO, le decía apenado luego de que tras varios minutos de besos se me fuera la erección, hicimos varios intentos y me senté al borde de la cama. Creo que traigo un pedo psicológico. Ella me miró con ternura y me preguntó de qué se trataba. Es un amigo que murió hace dos meses, y no dejo de pensar en eso. ¿Y cómo murió? Me preguntó acercándose a la cama. Es lo extraño de todo, él un mes antes de su muerte nos dejó de hablar, no contestaba los mensajes, desde que fuimos a esa casa embrujada no nos dirigió la palabra hasta que de tanta insistencia un día le llamamos y solamente nos dijo «Estoy bien». ¿Te refieres a la casa embrujada del centro donde se suicidó la muchacha?
¿Hubo un suicidio en esa casa? Un aire helado me petrificó al instante. Sí, una chica se ahorcó, una prima mía era amiga de ella, me vino a ver para hablar con ella, pero no se manifestó. ESPERA ¿te refieres a hablar con una persona muerta? Sí.
Me contó que era médium y desde que ella recordaba su infancia veía personas muertas a las que ayudaba cuando dejaban pendiente algo en este mundo.
Lo que tú no sabes es que las almas de los suicidas tienen una energía sumamente oscura, muchas veces si pasas por un lugar donde alguien se quitó la vida por cuenta propia y tu energía está baja es probable que la energía de esa persona pueda fugarse con facilidad a tu cuerpo y adueñarse de tu mente. Puede manifestarse en ti sentimientos de histeria, ansiedad extrema y deseos de suicidio sin razón aparente.
Nos vestimos y salimos del motel para regresar a un bar a platicar. Pasamos cerca de aquella casa, sentí como si me surrara, le dije que mejor tomáramos otro camino aunque fuera más largo. Recordaba a Saúl con su enorme sonrisa, su cámara fotográfica, sus ganas de salir a visitar pueblito, las palabras de amor que tenía con su familia. Tal vez Saúl no fue quien decidió lanzarse de aquel puente hace unos meses.

Quetzal Noah

 

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1 thoughts on “Estoy bien Quetzal Noah

  1. Be Lumbreras dice:

    Sí, en efecto, como brujería, y tanta gente ignorando estos hechos, en una ocasión me tocó estar en una reunión donde las anfitrionas, una de ellas contó su historia, cómo pasó de estar todo bien, a querer matarse, a sentirse deprimida, lo bueno que su pareja, la llevó a consultar ayuda psicológica, y de todo un poco, hasta que se encontraron con que andaba cargando con una muertita. Y en estos tiempos de pandemia, estamos aún más susceptibles a pasar por algo así, siento mucho tu pérdida.

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