Ese momento de la mañana contornos de jazz dibujan
la melodía de un poema que apenas anoche era sueño
los cielos acarician la fuerza que arremolina el agua
pacientemente sabiendo que el infinito no tiene prisa
las voces de la nostalgia beben en el bar de los suspiros
me hablan de todo lo que dejé de ser por volverme mi enemigo
los idilios se vuelven fotografías instantáneas
el tiempo sigue siendo una dimensión que todo lo abarca
bebo un sorbo de café y me doy cuenta que existe
un mundo entre el humo, los pensamientos y el lavabo
soy frágil para seguir el ritmo de la existencia
el tempo me arroja fuera del pentagrama
los futuros se amontonan al fondo de la taza
mejor olvidar lo que uno cree que sabe para no sentirse atrapado.
Quetzal Noah