Hace unos días comencé a leer un libro en inglés porque quería entrenar mi mente para crear más conexiones. Por si no lo sabías, cuando lees un libro en otro idioma tu procesamiento cognitivo cambia, comienzas una codificación de cada palabra para entender los contextos y buscar alguna similitud cultural con la tuya. A diferencia de que lo que pasa cuando lees en tu idioma dejándote llevar por ciertos sentimentalismos, cuando lees en otra lengua te vuelves más objetivo con lo que lees. Básicamente, leer en otro idioma te brinda un mejor criterio.
Este libro lo compré porque era un “bestseller”. No tengo nada en contra de los “bestseller”; todo lo contrario, sé que puedo aprender mucho de las historias que venden. Se trataba de un libro llamado “Hello beautiful world, where are you?” en español: Hola Mundo Bonito ¿Dónde estás? de la escritora irlandesa Salley Rooney. Lo primero que noté es que la historia, es una trama de primer mundo. Problemas de gente privilegiada en países desarrollados. Este tipo de literatura me recuerdan a las películas de los Derbez y Martha Higareda. No hay pecs, es un contexto, cada uno tiene sus problemas y tiene el deber de experesarlos como guste; eso no le quita valor. Al menos eso creo.
Lo otro que noté, que fue lo que en realidad me trajo a escribir esto, es que el libro está lleno de detalles innecesarios. Cosas como: “Entró a la casa que tenía una puerta color café y junto a la puerta una silla de madera en donde la gente se sienta”. Por eso comencé a sentir flojera de terminar el libro, no porque la historia fuera mala sino porque hay un montón de detalles que están quitando tiempo y espacio al lector.
Hace rato, me topé con un tiktok de la controversial Avelina que decía: No tienes que leer de todo, hay narrativas que no son pura información. En cambio si lees por ejemplo a Tolstoi, te das cuenta que las cosas pasan, que de pronto un personaje ya está en otro conflicto.
Eso me recordó a otra cosa: los escritores. Hay escritores que crean mundos mágicos y universos, esos son escritores de asiento. Pero hay otros como yo, que me formé leyendo a Jack Kerouac, Annie Earnaux, Burroughs, José Agustín, Bukowski, Hemingway, Whitman, Roberto Bolaño, Ernesto Sabato, Carlos Castaneda; nos llaman vivenciales. Nosotros no creamos universos ni dimensiones paralelas porque ya la propia realidad es digna de asombro y vida se encarga de llevarnos a la contemplación de nuestro propio ser como algo extraño y complejo de existir.
Si alguna vez lees mis novelas como “Teoría de la Fragilidad”, “¿Cómo volverse mochilero?”, “Guadalajara, mi amor” o mis cuentos como “El hombre del telescopio”. Te darás cuenta que no doy muchos detalles de lo que pasa, que las cosas que suceden tienen su propia fuerza y decoro para existir.
Pero bueno, cada quien se identifica y se siente atraído hacia ciertos libros y autores. ¿A ti qué te gusta escribir o leer ? ¿De caguamas, morras y bares? ¿Dragones o seres espaciales? ¿Fuerzas extrañas y mundos de fantasía?
Sólo escribo esto para que estén conscientes, de que tanto la poesía como la narrativa no se pueden encasillar en un estilo. Y que el ignorante es el que va repitiendo lo que todos le dicen sin tener ningún punto de vista.
Quetzal Noah
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