Hace un par de semanas lancé un Taller Reto de Escritura Creativa. Me llevé una grata sorpresa con los participantes. Muchos tenían ánimos de escribir. Como éste reto me lleva a compartir una parte importante de mi tiempo y conocimientos obviamente tenía que poner un precio al trabajo. Y aunque no es un precio inaccesible, para muchos implica un sacrificio porque prefieren las chelas y la diversión que instruirse en algo nuevo. Al final lo importante: están los que realmente quieren mejorar y seguir aprendiendo. Lo primero que hicimos fue guiar a los alumnos a liberarse del tormentoso bloqueo del escritor. Luego compartirles algunas figuras literarias para que las usarán en sus textos. Luego fuimos creando conexiones para dar rienda suelta al pensamiento creativo. Cada escritor tiene un estilo y se va formando su propia voz. Los ejercicios sirvieron para ganar soltura y con ello conocer su manera de plasmar sus ideas y su sentir en una hoja en blanco. Me du cuenta que entre más compartía también mejoraba mi manera de explicar las cosas y darles con ejemplos simples términos que parecen muy complejos y que intelectuales mamadores usan para sentir que son interesantes. Hay talento y más que apoyarlos, hay que ayudarlos a hacer que se les forme un hábito. Como les entregué en la constancia de su diploma de participación: Este documento no tiene validez oficial, porque no mames, para escribir no necesitas la validación de nadie, sólo sentarte y seguir leyendo y escribiendo. Al fina creamos ésta publicación digital para compartir con el mundo a estas promesas de la escritura.
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