Llevo un cuaderno a todos lados. Fue sugerencia de un amigo. Me contó que una vez paseaba por la plaza de su pueblo comiendo un rico helado de pistache y se encontró en uno de los cafés de alrededor a un cantante muy famosos. Sorprendido de que aquel personaje estuviera bebiendo un chocolate caliente en un estado de absoluta parsimonia. Camino hacia él. Le dijo Hola ¿Es usted?..Y el cantante dijo su nombre. ¿Me podría dar su autógrafo? El cantante amablemente accedió a la petición y le pidió una pluma. Mi amigo buscó entre sus bolsillos y no encontró nada. El cantante dijo que se le hacía tarde y un taxi llegó por él. Al día siguiente mi amigo salió con una pluma y un cuaderno. No vio al cantante. Y con una extraña tristeza se puso a escribir en su cuaderno. Un año después escribió un libro. Hay momentos de imprescindible magia que marcan el camino de un escritor. Por eso llevo un cuaderno a donde quiera que voy, en él empaco sueños, bebo con celebridades, invento pueblos, amores imposibles se enamoran de mí, brinco de nube en nube, construyo otros planetas con mis letras y dejo que hasta el más mínimo detalle me sorprenda como el vuelo de una mariposa o la marea espumosa de una chela. Un cuaderno es un gran cómplice de hazañas y aventuras. Si se escribe en todas sus hojas con el tiempo se vuelve un libro y los libros nos ofrecen la posibilidad de vivir otras vidas con nuevos ojos o viajar a los momentos más maravillosos de la nuestra para sacarnos un suspiro.
Quetzal Noah
#EscribeMejorConQuetzalNoah
