Diario Viajero

¿CÓMO VIAJÉ 3 MESES POR EUROPA CON 3 MIL DÓLARES?

 

Cuando estaba en la universidad soñaba con graduarme y poder visitar Europa, subirme a sus trenes y cruzar las fronteras mientras veía por sus campos aquella arquitectura tan antigua y me imaginaba los caminos, pueblos y ciudades por donde anduvieron los grandes pensadores que nos trajeron las ideas que forjan nuestro pensamiento contemporáneo. Sin embargo no era nada fácil, en aquel entonces conseguir el dinero dado que yo no vengo de una familia muy pudiente que digamos, sin embargo, me han dado todo. Un vuelo costaba unos 20 mil pesos mexicanos (más o menos mil dólares). Bueno les explicaré mejor en dólares para que hagan la conversión en sus países la gente que esté fuera de México y para que mis amigos que radican en el gabacho sepan que esos dólares que gastan en un thanksgiving pudiera darles una experiencia completa por el continente de Platón, Newton, Da Vinci, Cervantes, etc. Mi idea era encontrar un trabajo y ahorrar lo suficiente para llegar a Europa, solamente dos cosas me impidieron conocer el viejo continente un poco más joven: no podía trabajar de tiempo completo mientras estudiaba y trabajar de tiempo completo implicaba un gasto energético muy cabrón.

Tenía un montón de amigos que con la ayuda de sus padres regresaban de sus viajes contándome de Madrid, Londres, Barcelona, París, Roma, Berlín, Venecia con fotos en la Torre Eiffel, la Sagrada Familia, la entrada al Louvre, la torre de Pisa. Lo primero que me decían es “Wey todo está bien caro” a veces como que detrás de esas palabras no sé si se escondía un “tienes que ahorrar mucho” o “tengo poder adquisitivo para disfrutar cosas que te van a costar más” probablemente ambas. Me tomó unos ocho años poder hacer mi juntadito para irme a Europa, tal vez me pudo ser antes de no haber ido a viajar por Sudamérica o por gastarme buena parte de lo que ahorrar en fiestas y cervezas. Sin embargo la suerte en estos tiempos es de quien se la pasa navegando en internet a ciertas horas de la madrugada como me pasó a mí y encontré un vuelo de Cancún-Madrid en 700 dólares. En un principio pensé en ir un mes y mi mamá me dijo “Ya has estado en muchos lugares mucho más tiempo, aprovecha y quédate más días”. Si algo he aprendido de viajar de mochilero, es que muchos lugares son caros, pero eso no significa que no puedas disfrutarlos.

Por lo general mis conocidos que conocían Europa eran gente que agarraba tours, dormía en hoteles, comía en restaurantes no tan económicos. Es chistoso porque los europeos que yo conocí mientras mochileaba por México compraban su comida en el súper, cocinaban en el hostal, pagaban dormitorio compartido y rara vez usaban desodorante. Cuando aterricé en Madrid llevaba todo listo: mis estados de cuenta, reservas de hostales, mi vuelo de regreso, no tener vuelo de regreso a cualquier país que entres es un pase a un cuestionario privado en migración.  Tenía mis papeles en regla cuando el oficial abre mi pasaporte y me dice “Bienvenido a Madrid”. Tuve suerte. Entre quedarme en un hostal y rentar una habitación privada en la casa de un local preferí lo segundo. Pagué como 70 euros por estar casi una semana ahí (unos 74 dólares). España no era más caro que el norte de México, una cerveza en un bar por la tarde podía costarte un euro y te daban tu botanita o tu tapita como le dicen por ahí. Cerca de la casa donde me quedaba se instalaba un mercado, la mayoría de los comerciantes eran africanos y me compré mis bananas, lentejas, brócoli, cebollas y naranjas, todo por menos de 3 euros (3.5 dólares). No deja de ser un poco caro, pero una cosa que uno tiene que hacer si desea aprovechar su dinero y disfrutar más lugares es ajustar el presupuesto de comidas en la calle para prepararse sus propios alimentos.

 

 

 

 

Una de las cosas que te salvará la vida es un kebab, que para nosotros los mexicanos es muy parecido a un burrito, mejor dicho: un taco árabe que puedes encontrar desde los 3 euros. El airbnb es la mejor opción si buscas privacidad, pero recuerda que estás en otro continente, lo chido es conocer otras historias y perspectivas viajeras y esas las conocerás en los hostales. Los viajeros europeos acostumbran los hostales por económicos, una noche en promedio cuesta de 10 a 15 euros en España, Francia, Italia, Alemania, Austria, Portugal y otros tantos. Si te quedas en hostales no dejes nada de valor en tu mochila, aunque Europa es un lugar muy seguro para caminar no te confíes (a mí me robaron mi gopro). No te confíes de la gente que te ofrece boletos para los museos en la calle o alguna droga, no los sigas, no te metas en problemas. Moverse por tren no es tan barato como uno podría pensarse, si es un tramo largo a veces sale más económico un boleto de avión y en distancias cortas los autobuses siempre tienen promociones. Otra opción más económica y segura es el blablacarar, a veces pueden ir hasta viajeros de cinco nacionalidades distintas en un coche y eso es muy divertido. Casi la mayoría de las ciudades cuentan con una tarjeta que cuesta en promedio de 10 a 20 euros (28 dólares) para moverte toda la semana en el transporte público. Vale muchísimo la pena porque el transporte público en el viejo continente combina tranvías, autobuses y metro, estamos en toda Latinoamérica a unos cien años de llegar a tener ese desarrollo de movilidad urbana. Y vaya que no es como que uno esté esperando con incertidumbre las rutas, todas tienen un horario exacto que te permite organizarte mejor. Eso sí, no olvides verificar tu billete de viaje porque puedes encontrarte con guardias en cualquier estación que revisarán si lo verificaste y en caso de no hacerlo puedes llevarte una multa hasta de 40 euros. Sé amable y cortés, trata de decir buenos días y por favor, no te sorprendas si en otro país no te quieren ayudar ni se esfuercen por tratar de entenderte, esa calidez latina deja asombrados a los europeos cuando cruzan el charco y allá no la encontrarás tan fácil. Anticipa tus llegadas y trata de ubicar las salidas de tu transporte cuando vayas a otro país o ciudad, como te digo, puedes perder mucho tiempo y energía preguntando porque cuando no hablas el idioma del país la gente puede ser un poco fría.

 

 

 

Palacio de Hofburg, Viena

 

Patio de los Museos, Viena

 

Casi todas las ciudades tienen su FREE TOUR es más fácil encontrarlos si te quedas en algún hostal, algunos guías los dan en diversos idiomas, y el pago es una propina para los guías, vale la pena reservar unos 5 euros (6 dólares). También es común que casi todas las ciudades te ofrezcan un pase para disfrutar de todas sus atracciones por un solo precio, nada barato en la mayoría de los casos, pero vale mucho la pena por ejemplo en Viena donde puedes pasear por el Danubio en bote, el palacio de Hofburg que fue hogar de la familia Hasburgo, visitar su museo de historia natural que está impresionante en sus colecciones y galerías que conforman cinco pisos, el patio de museos donde se encuentran colecciones de Dalí, Klimt, Picasso, Magrite, Van Gogh y hasta Duchamp. Los domingos puedes tener acceso a algunos museos, compra pan, queso, jamón, vino y cerveza en el súper, el vino en Europa es de lo más barato y bueno que puedes encontrar hay botellas desde 1 euro. Los restaurantes en casi todas las ciudades tienen un menú en promedio de diez euros (a excepción de París que ronda entre los 15 y 20 euros aunque puedes descubrir en los barrios de las periferias de la ciudad). Yo estuve en Europa tres meses y gaste unos 2,800 euros (3 mil dólares) visité seis países: España, Francia, Italia, Austria, República Checa y Portugal. Así que mis consejos son simples para hacer rendir el dinero: busca hostales, únete a los free tours, compra la tarjeta del transporte público si te quedarás más de una semana en alguna ciudad, camina mucho (Europa te hace disfrutar la caminata en sus ciudades),  compra pan, queso, embutidos, cerveza y vino que en cualquier país son una exquisitez, no dejes de verificar tus billetes del transporte, usa la cocina del hostal, y viaja en bus si vas a otra ciudad cercana.

 

Oporto, Portugal

 

Plaza España, Sevilla.

 

El famoso café de Amélie, París

 

 

Quetzal Noah

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