Es un jueves a las seis de la tarde. Juan acaba de salir de un taller literario, llevó sus poemas que él escribía sin conocer de métrica, rima o ritmo, eran poemas que él escribe solamente para liberarse de un peso que trae en el corazón, de hecho ni siquiera eso que escribía podía considerarse un poema, pensó. Está aguitado, porque su profesor del taller literario le ha dicho que sus textos están bien culeros y que nunca será escritor, se ha puesto a compararlo con los grandes, cosa que a Juan le incomoda porque en realidad no escribía para ser un personaje del mundo literario. Juan deja de ir a talleres literarios y comienza escribir por las tardes y las noches, cuando se echa sus chelas o se da su toque puede sentirse más conectado con las palabras. Se le hace costumbre eso de escribir unos cuatro o cinco días a la semana. Una tarde Juan publica uno de sus poemas en su muro de Facebook, recibe likes de sus amigos, de gente que tenía hace tiempo y no le hablaba, de gente que no conoce, pero tiene agregada. Juan dos días después hace lo mismo, recibe sus likes, la gente lo comparte y empiezan a llegarle solicitudes de amistad. Al cabo de un mes ya varias personas le han preguntado si piensa en sacar un libro. Juan piensa que tal vez tenga una oportunidad e investiga sobre editoriales y concursos, manda sus trabajos, durante meses, sin embargo, no le llega ninguna respuesta ni propuesta. Así que un día en una feria de artistas locales de su ciudad conoce a Pedro, está sentado en un stand con varios libros de su autoría. Juan le da una hojeada y se da cuenta que no escribe tan culero como Pedro, pero ¿por qué Pedro tiene libros publicados? Así que Juan le pregunta ¿qué editorial lo publicó? Pedro le dice que ninguna, que es un autor independiente y que él mismo se encarga de escribir y editar sus propios libros. Juan se queda asombrado ante aquel descubrimiento, brilla en él un halo de esperanza. Tiene una nueva oportunidad. A las pocas semanas Juan ha terminado su libro, lo imprime, lo publica en redes, algunos interesados lo compran, pero Juan al poco tiempo deja de escribir y sus ejemplares se van llenando de polvo y sus lectores van perdiendo noticias de él ¿qué habrá hecho mal Juan?
Quizás su propósito solamente era tener un libro, pero algo que le pasa a Juan le pasa a muchos autores independientes:
1.DEJAR DE ESCRIBIR AL MOMENTO DE TENER TU LIBRO Muchos autores sufren un bloqueo creativo al ver concluido su primer trabajo. Esto se debe a que quizás no imaginaban que llegarían a ver su obra materializada por lo que dejan de sentir esa emoción al escribir porque sienten que ya han alcanzado lo que buscas
2.DEJAR DE ESCRIBIR PORQUE SURGIERON UN MONTÓN DE CRÍTICOS LITERARIOS EN TUS REDES QUE NO CONOCÍAS Algo que no libra ningún autor es la crítica, ya sea buena o mala, sin embargo, claro está que las malas surgen al momento de que ciertas personas vean a un autor materializar su trabajo y esto genera cierto recelo ya que por lo general quien hace la crítica está haciendo menos de lo que está haciendo el autor. Y es un paso que si bien no se debe ignorar del todo, se debe mejor alejarse y buscar la mejora constante de uno mismo.
3.NO USAR LAS REDES SOCIALES Algo que le pasa a Juan les ha pasado a muchos autores y es que la mayoría de los escritores subestiman el alcance que pueden tener en las redes sociales, si algo nos han enseñado éstas es que los nichos de mercado son más grandes de lo que pensábamos. Tal vez muchos de la generación del 95 para abajo no sabíamos que había tantos lectores de poesía y novelas, las redes nos han venido a confirmar que hay todo un mundo de personas esperando devorar libros nuevos. En u principio Juan ganaba lectores porque se volvía su propio promotor, estaba centrado en escribir y compartir contenido. No dejes de armar eventos, convocar gente, hacer transmisiones en vivo, siempre puede llegar alguien por curiosidad y convertirse en tu próximo lector.
4.NO COMPARTIR CONTENIDO POR TEMOR AL PLAGIO A lo largo de estos años como escritor independiente me han preguntado ¿oye y no tienes temor de que te roben lo que escriben? En sí, no me da temor ser plagiado, lo que sí me da es bastante pena por parte de gente que carece de talento para generar sus propios textos y contenidos. Aunque en este ámbito y a lo largo de la historia muchos autores han surgido de esa manera, con el tiempo se descubre la verdad. El punto es que cuando uno genera su contenido y sus lectores le van conociendo estos extrañamente terminan por identificar su estilo. De hecho, muchas veces el plagio puede ser una buena promoción. Si vas a dejar de compartir textos por temor al plagio, pues muy poca o probablemente nadie llegue a conocer tu estilo.
5.DEJAR DE ESCRIBIR PORQUE SIENTES QUE NO TIENES INSPIRACIÓN Escribir es un pasatiempo muy relajante y sanador, sin embargo, si de verdad quieres dedicarte a vivir de la escritura no puedes estar esperando a que llegue la inspiración. Debes formarte el hábito y el propósito de escribir al menos cuarenta minutos al día. No digas que no hay inspiración todos los días pasa algo: tristeza, enojo, furia, sueños, alegría, viajes, una comida deliciosa, bombardeos, futbol, recuerdos, películas, rompimiento, emprender, todo el tiempo las historias y los acontecimientos se están moviendo esperando a ser captados y hay muchas formas de hacerlo: consejos, manuales, poemas, cuentos, relatos, crónicas, artículos, ensayos, reflexiones, opiniones, correos electrónicos, cartas, etc. Siempre está sucediendo algo cerca de ti.