Reflexiones y consejos

El daño moral de los influencers a los escritores independientes

Se ponen muy de moda en tiktok los influencers que dan consejos de cualquier cosa. Te prometen sanarte, te idealizan el amor, te bombardean de grandes expectativas. Basta con tener estándares de belleza un tanto europeos para captar la atención del público que no cuestiona el contenido de estas personas. Estos influencers son a menudo productos de agencia destinados a vender autoayuda a costa de plagiar contenido en las redes sociales de otros autores. No tienen producción literaria, no escriben, no conectan una idea propia, se la pasan reproduciendo lo que ven en internet para grabarse y ¿sabes qué es lo curioso? Ganan más que los mismos autores a quienes plagian. No podemos culpar a la gente que los sigue ya que abunda tanto contenido en internet que desconocemos su origen. Pero sí podemos voltear a ver a las agencias que los producen, los vuelven celebridades que venden motivación, aunque ninguno de ellos en realidad conoce el desvelo detrás para producir un libro, las horas invertidas en tocar puertas para dar a conocer las obras. Ellos simplemente se dedican a prestar su imagen para generar ganancias. Un trabajo un tanto maquiavélico de las agencias publicitarias que proyectan a estos gurús de la autoayuda por todas las redes.

¿Qué tan cabrón es vivir del arte en México? Yo creo que hoy es un poco más difícil que cuando las redes sociales comenzaron a salir. Se trata de cuestiones como el algoritmo el cual parece no importarles nuestros intentos de mostrar nuevas creaciones al público que no recuerda haberle dado like o seguir nuestra página. Vivir del arte en México siempre ha estado cabrón, más si no se tiene talento y se lleva un rato en la escena. Pero no es imposible. Hay escritores como yo que desde hace años tratamos de darles cosas frescas a nuestro público lector, así como hablarles más de nuestras obras. Hay otros que comenzaron con uno y ya de plano se rindieron. Te das cuenta que cualquier puede figurar, pero no cualquiera mantenerse. Los verdaderos escritores pasan horas luchando con sus inseguridades para pulir un par de páginas dignas de convertirse en un libro.

A esto hay que agregar que si te vuelves lo suficientemente bueno tendrás que ser plagiado. Quizás veas tu libro revendido en un puesto a las afueras del metro. Quizás alguien esté enviando copias de tus libros por Mercado Libre. O quizás como en mi caso: puedes ser plagiado por un influencer con millones de seguidores que durante años le hizo creer a su público que él escribía. Así fue como me pasó con Carlos Rizo. Quien en un vídeo monetizó varios millones de visitas reproduciendo sin mi consentimiento una obra la cual, para muy mala fortuna de Carlitos, se encuentra protegida por los derechos de autor. Quizás no era su intención plagiar, o al parecer lo hizo durante mucho tiempo sin saber que era un delito. No lo justifico, también hay muchos autores que ni siquiera saben cómo proteger su obra.

Carlos Rizo no es el primer influencer que plagia a un escritor, pero sí podrá presumir que en México al menos es de los primeros en ser investigado por las autoridades correspondientes quienes evaluaran el daño moral.

¿Daño moral? Pues sí amigos, el daño moral que desencadenan este tipo de personajes sobre otros escritores es una parte que afecta nuestra credibilidad como escritores, nos causa problemas psicológicos como depresión y ansiedad. Muchos artistas luchamos con nuestro síndrome del impostor a diario, subestimando nuestras creaciones y de un momento a otro llega alguien con millones de seguidores que pueden apropiarse de una obra sin permiso y sin dar crédito alguno ¿Qué cabrón no? Tratar de vender un tiraje de ejemplares al mes y de pronto puum, te encuentras con una figura del internet que en un vídeo con una de tus obras puede ganar veinte veces más y sin preocuparle si está haciendo una infracción a los Derechos de Autor. Tampoco les preocupa compartir lo que ellos generan. Si el autor original no se entera es mucho mejor para ellos.

Yo seguiré combatiendo al plagio desde mi trinchera, denunciando a los charlatanes y exponiendo su falsedad y falta de creatividad.

Por cierto, recién descubro otro influencer plagiador: Alberto Preciado.

 

Quetzal Noah

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