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16. Gordita

 

 

 

Me llamo Andrea y tengo casi treinta años. Mis huesos gruesos y la sazón que tiene mi mamá para guisar hicieron que desde niña nunca fuera muy esbelta; bueno lo más esbelta que llegué a estar fue cuando me dio una diarrea por una infección que me dio por atascarme unos salbutes de cochinita en un pueblo de Yucatán. Yo siempre fui la Zoila, Tronchatoro, el tinaco, la vaca, la Peggy, el tanque, la elefanta y todos esos sobrenombres que nos llaman a las personas con sobrepeso. Mi mamá me echaba porras y me consolaba diciendo que yo era muy fuerte. Que un día sería la primera presidenta gordita, la gerente de un importante hotel. Mi mamá era muy optimista, las chicas gorditas como yo aparte de luchar con la tentación de la comida tenemos que luchar con la tentación de no dedicarnos mejor a poner un puesto de garnachas y retirarnos del mundo corporativo. Un día dejaron de importarme los apodos. Y es que yo veía que quién se ponía más triste era mi mamá y luego me llevaba al psicólogo y se gastaba una lana que la neta prefería que mejor se la ahorrara y yo ver si en un momento le ponía sus chingazos a uno de esos morros cagapalos. Lo bueno de ser gordita es que aprendes que la gente puede ser muy culera pero la gente que se te acerca es más real y buena que los grupos de amigos que en se desintegran en la secu y prepa y siempre andan hablando mal de ellos con ira, coraje y recelo. La mayoría de mis amigos siempre fueron raritos y talentosos. Por ejemplo, mi mejor amiga la Mariana, era una genio en las matemáticas. Ahora es ingeniera, era una niña que parecía una comadreja de cuatro ojos, lo bueno era que su papá tenía restaurantes y como yo la defendía siempre me invitaban a comer los fines de semana. Nos llamaban Timón y Pumba. Mi mejor amigo era Carlitos, desde chico era medio afeminado y los niños no se juntaban con él porque ya sabes…si los morros están puñetas es por culpa de las ideas de sus papás. El Carlitos sabía tejer ropa desde niño y quería ser diseñador, pero tiene algo mejor que sería la envidia de muchos vatos que se reían de él: es fotógrafo y tiene una agencia de modelos.  Una vez leí un tuit de una morra que dijo “las gorditas cogen mejor porque piensan que no volverán a tener esa oportunidad”. Jajaja…me reí mucho, pobre morra pendeja la que escribió eso. Las gorditas seguramente cogemos más porque somos menos mamonas, más accesibles y los vatos en las fiestas casi siempre se ponen calientes si te ríes de sus chistes malos, les dices que están guapos y ya te tomaste unas cuatro cheves con ellos. En cambio, he visto vatos en fiestas perder todo el tiempo con una morra flaca y mamona que nomás se anda inflando el ego porque no la pueden conquistar. Así que he tenido mis novios de todos colores, tamaños y sabores. Dicen que les gusta mi forma de ser.  Cuando salí de la prepa muchas morras de la secu que les daba pena juntarse conmigo me hablaron por primera vez. Se dieron cuenta que era a toda madre. Y bueno.  Ahora conozco mucha gente chida que hace cosas chidas y tengo contactos para hacer lo que quiera. Yo me volví escritora. Soy como Botero de literatura para gente poco agraciada físicamente.

 

Quetzal Noah

#EscribeMejorConQuetzalNoah

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