Poemas

MI ÚLTIMO POEMA

Un día escribiré mi último poema. Ni yo sabré que es el último. Tal vez en ese instante llegue a suponer que es el principio de algo y me lleve la chingada. Tal vez me pase como pasó con mi papá a quien pensábamos que ya se iba ir porque le dio cáncer de colón, peritonitis, insuficiencia renal, deshidratación y covid en menos de dos meses y los médicos en su noble labor de no fabricar efímeras ilusiones nos decían que nos preparáramos; y no, aquí sigue el viejo roble. Un día escribiré mi último poema. A lo mejor solamente son dos palabras que nunca supe decir o que siempre dije y mi epitafio será la fría piedra al rincón del cementerio. Un día escribiré mi último poema. Tal vez ya lo hice y no me di cuenta; si es que se le puede llamar poesía a lo que hago. Al final de mi vida no espero ver al dios de la métrica o la literatura para decirme si soy digno de entrar a su paraíso para conocer a Borges o Withman. Tal vez me manden debajo de un puente con Bukowski o Jack Kerouac. Quizás ese poema sea un pergamino para los futuros jóvenes que serán conciencias dentro de cuerpos metálicos. Quizás ya no queden humanos para continuar con la especie, pero las máquinas querrán parecerse a los humanos y mi último poema será lo que más se parezca a los latidos, la ansiedad, la preocupación y la calentura. El amor será como un código de una tablilla sumeria para la inteligencia artificial. Un día escribiré mi último poema, tal vez no diga nada nuevo y hablaré de solamente de futbol y cerveza. Me recodarán como un hincha del suspiro.

 

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