Reflexiones y consejos

Diciembre

Un café negro un poco amargo, como el trago de ayer de la decepción mexicana en el mundial. Así inicio mi reflexión, aquí de nuevo en la Ciudad de México, luchando por mantener el lugar que tanto me ha costado como escritor. El tianguis de libros remata ejemplares hasta en veinte pesos. Pienso si ese es el futuro que le aguarda a mi obra mejor sería retirarme invicto. Entro al starbucks y un señor sentado en un sofá rellena su vaso con agua, tiene aspecto de que no la está pasando bien, pero al decir verdad ¿Quién la ha pasado bien últimamente? Comprendo el resentimiento de mucha gente sobre muchas cosas. Ayer perdió la selección y hoy la vida sigue igual. Me busco entre ésa madeja de rostros perdidos que buscan sobrevivir a una batalla más. Un hombre de aspecto poco confiable intenta convencer a un chico de invertir dinero en una plataforma digital prometiéndole sumas exorbitantes para un joven que lo llevarán a la libertad financiera. Las mentiras tejen la ciudad y las promesas. Algunos las aprovechan y otros se rinden ante lo insensible que puede ser el mundo.  Varios jóvenes estarán pensando en lanzarse contra las vías del metro. Algunos pospondrán su plan. Porque de alguna manera u otra alguien les dará una palabra que les devolverá la esperanza. Quizás sea un poco soportable hasta el día en que se dan cuenta de las desventajas sistemáticas y las ilusiones del capitalismo no llevan a la felicidad ¿De qué nos sirve el conocimiento si no tenemos poesía? ¿De qué nos sirven los libros si no hay tiempo para leer? ¿Para que sirve el dinero si es de lo único que se puede hablar? Las certezas se desmoronan. La ciudad crece.  Todos crecemos, vamos camino a desmoronarnos como las hojas del otoño. Es diciembre, la gente debería estar feliz, yo veo indiferencia y rostros tristes…y me incluyo.

 

Quetzal Noah

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