Reflexiones y consejos

Mérida y su precariedad laboral

Desde que me mudé a Mérida el panorama parecía un tanto esperanzador para progresar y darle rienda suelta a nuevos proyectos. Pero uno no puede hacer planes sin probar las dinámicas tanto sociales como laborales de cada lugar en el que se encuentra. Uno tira los dados y Dios mueve los puntos. La ciudad de Mérida tiene contrastes que llaman mucho mi atención. La mayoría de los yucatecos viven muy al día y los precios de vivienda (que ya de por sí es una ridiculez en todas partes de México) son una burla a su salario. Empleos con sueldos por debajo de la media del país, pocas oportunidades para los jóvenes, agua abundante y contaminada extraída para granjas porcícolas porque hay que producir cochinita pibil, así como en el norte que nos quejamos de que no hay agua, pero no dejamos de consumir cocacola o cerveza porque es parte de nuestra cultura; y la concentración de gran parte de la riqueza en exclusivamente la zona norte de la ciudad. Esto no es como Monterrey que hasta en sus barrios bajos hay hasta unos dos o tres weyes con feria porque el dinero fluye de otra manera y aunque es difícil; la verdad es que hay oportunidades para todos. Acá yo he visto cada semana que salgo de casa, nuevos negocios de comida, ropa, cosas chinas, cafeterías y uno o dos meses después los locales en completo abandono. ¿Qué me dice esto? ¿Falta echarle más ganas? ¿Se necesitan más cosas? ¿Son pocas personas para que la economía prospere? No entiendo, tal vez porque estoy acostumbrado a ver en Monterrey que en cada esquina de mi casa hay chavos con sus puestos de tacos que siguen ahí después de unos cinco o seis años; significa que les ha ido bien ¿Es el punto de concurrencia? ¿Es el tráfico? ¿Es la gente? ¿Es el servicio? Me lleno de dudas. Pero la verdad es que sí, poner un negocio está cabrón, mantenerse también y prosperar con él mucho más difícil de lo que uno imagina. Quizás porque uno ve en esta era digital muchos vídeos de emprendedores que le echan ganas y al poco tiempo tienen miles de clientes y uno cree que le va a ir igual. Hay una calle cerca de mi casa con tres cafeterías y nunca me ha tocado ver ninguna de las tres llenas. Son contados los casos de éxito. Cada vez que salgo veo los barrios de la periferia que han construido las inmobiliarias a costa de destruir la selva; hay cientos de casas abandonadas y otras tanto que están en venta. Es verdad, mucha gente se viene a vivir para acá y llegan; pero son más los que se van.

¿Será que hay que mirar hacia el futuro? ¿Innovar con nuevos modelos de negocios? ¿Será que hay que aprender otras habilidades? Veo muchos chavos psicólogos, fisioterapeutas, nutriólogos, administradores, diseñadores y otros profesionistas sin empleo o poniendo barberías y trabajando de uber. Quizás esta precariedad laboral y el calor deprimen a muchos. Quizás por eso pasa lo que casi nadie te cuenta: los índices más altos de 5Uc1Di0 del país.

 

Quetzal Noah

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