La lección 44 es el recordatorio de que sólo la paciencia en el hábito te puede llevar lejos. Sinceramente, yo comencé escribiendo sin esperar resultados. Y lo hice desde que era un adolescente. Escribía y escribía, y un día pum, me había vuelto notable, no sé si bueno o malo pero mis textos provocaban. Alguna vez leí que para volverte bueno en algo debes haber pasado diez mil horas haciéndolo. Por ejemplo,seguramente Messi o Cristiano Ronaldo jugaron futbol durante su infancia en promedio dos por día lo que da un total de 730 horas en quince años habrían jugado 10,950 horas. Yo todavía no alcanzo mis horas, estoy en eso, voy paciente, sin prisa, sabiendo que, eventualmente lo iré haciendo mejor.
Es curioso que resulte tan difícil encontrar tiempo para hacer lo que sabes que te regala ciertas dosis de alegría y satisfacción. Que siempre te pongas excusas porque no eres fiel a tus convicciones. Y en medio de todo eso, lejos de ponerte a resolver el plan para alcanzar tus mentas, también quieres que las cosas te sucedan pronto, quieres el éxito inmediato porque creciste en una generación que se regocija en la gratificación instantánea y que necesita de los likes para sentir que avanza o que está haciendo algo de provecho con su vida. Pero si aún confías en ti y en los procesos largos, entonces deja que el tiempo te guíe, que tu hábito se convierta en tu maestro. No fuerces el arte, aprende a fluir con él, deja que la creatividad brote de ti como un manantial fresco, mantén la atención en los pequeños detalles y no te compares porque una vez que volteas a ver a otros dejas de ver tu propio camino y tropezar se vuelve una cadencia silenciosa.
Quetzal Noah