Somos la generación más hiperconectada del mundo, tenemos acceso desde un celular a ver todo lo que está ocurriendo en el mundo, podemos pedir un taxi, un libro, una comida sin tener que salir de donde estamos. Y, sin embargo, esta es la generación más deprimida. No puedo hablar por todos porque la depresión que yo he padecido no es comparable con la de muchos. Yo he sabido reponerme, he buscado soluciones desde los libros de autoayuda, la metafísica, la psicología, la filosofía, la neurología, todo esto me ha ayudado a entender que mi cerebro tiene ciertos procesos químicos que generan sustancias encargadas de mis estados de ánimo, también que no sólo depende las sustancias, sino que muchos de mis comportamientos y actitudes están ligados a mi infancia, momentos fuertes y la educación que me dieron en casa, y que los libros de autoayuda no siempre son malos, pero tampoco hay que caer en el fanatismo, sirven mucho de empuje. No he ido antes con un psicólogo, tal vez debería ir con uno, sin embargo, mi terapia consistió en leer todo tipo de libros de ciencia, arte, ciencia ficción, aventuras, filosofía, budismo, autoayuda, clásicos, poesía beatnik, terror, cuentos, historia, física, metafisica y demás, durante mucho tiempo no le dije a nadie que escribía, escribir era simplemente el momento más íntimo conmigo mismo, escribir se volvió ese lugar placentero a donde podía huir de este mundo para construir uno mejor, en donde golpeaba a mis demonios, me reconciliaba con mis aliados, me equilibraba con mi ego y me dejaba la mente lista para sentir la vibra que mueve al mundo. Tiempo después me puse a buscar confort en mi alma en los grupos religiosos, entré a un grupo cristiana, luego uno budista y uno hinduista, creo que me iluminé a tiempo de esos grupos ya que en parte me sentía superior sólo porque según yo era más espiritual y estaba conectado con Dios o el universo, vaya que estaba equivocado, muchos siguen con esa máscara mucho tiempo y los más perversos se dedicar engañar y generar miedo, en fin, creo que yo estaba mejor sin religión, si es que existe un Dios, sabrá que no he robado, que he envidado pero no he apuñalado por espalda, sabré que he deseado a la mujer de mi prójimo pero no he cometido adulterio, sabrá que dije muchas mentiras en mi borrachera y que he deseado vengarme de muchos que me hicieron daño pero mejor me vengué con el olvido, ya tienen suficiente los que hacen daño con vivir como unos miserables. En fin, lo que saqué bueno de los grupos religiosos fue la meditación, el reflexionar en mis hechos, el concentrarme en mi respiración, salir a caminar y no pensar en nada, dejar que el viento me levantara el cabello, con el tiempo la meditación me fue llevando a prestarle plena atención al presente, a que no importaba el ayer ni el mañana, aprendí a estar aquí y ahora, que mientras uno espera su destino puede quedarse en casa viendo cómo es la vida quién pierde a uno y no uno el que pierde la vida, no sé si me explico, me refiero a que la vida baila y nosotros a veces no nos acercamos porque creemos que no somos dignos de tomarle por la cintura. Y aunque no niego que esforzarse por alcanzar nuestros sueños implica desvelos, fortaleza emocional y espiritual, también hay que tener que la obsesión no afecte nuestros cuerpos con malos hábitos como beber demasiado café para estar despiertos, pasar demasiado tiempo frente a la computadora, brincarse las horas de la comida, el tabaco el alcohol y los desvelos. También los malos hábitos de alimentación, el no descansar bien y los enervantes hacen que perdamos cierto equilibrio de nosotros mismos, esto ligado a una falta de conocimiento de nuestras emociones y el funcionamiento de nuestro cerebro puede desencadenar en problemas más graves de depresión y ansiedad. No digo que esto lo sea todo, hay terapia y alternativas, yo encontré la mía que fue la meditación y la escritura, ahora lo son la música, el ejercicio y la buena alimentación. Creo que cada persona podemos comenzar a preocuparnos por nosotros mismos y evitar actitudes autodestructivas, somos la generación que tiene todo, estamos a nada de llegar a encontrar la cura de todas las enfermedades, pero ahora nos enfrentaremos a nuestro enemigo más poderoso que son nuestros pensamientos.
Quetzal Noah