Te daría muchos consejos sobre cómo escribir, pero ¿sabes? No he conocido ningún escritor que haya dicho que se volvió bueno siguiendo consejos. Los buenos escritores que conozco y que me gustan eran rebeldes. No buscaban imitar a nadie, plasmaban su vida con sinceridad y valentía, eran determinantes y en sus escritos se puede saborear cierto placer en sus palabras. Para escribir no necesitas hacer un gran viaje o un taller con un profesor consagrado. Podrías comenzar tomando una pluma y un cuaderno y retratar el mundo que te rodea con las posibilidades de tu lenguaje. Y si sientes que tus palabras son simples o que quieres decir cosas más profundas puedes leer los clásicos. Yo he hecho un viaje con Gilgamesh en busca de la eterna juventud. He subido en trenes por toda la Unión Americana junto a Jack Kerouac. He peleado en sangrientos combates junto a Aquiles. Me he enfrentado a gigantescas bestias marinas y he escapado de calabozos oscuros. Para eso son los libros: para conocer otras vidas que no nos atrevemos a vivir y así ver la nuestra con nuevos ojos. Te daría muchos consejos sobre escribir, ninguno te servirá si no haces lo más importante: valorar tu vida y considerar sagrado lo que te fue dado junto con ella. Cada cosa que vives podría ser un capítulo interesante que ninguna otra pluma ha explorado. No hay nada qué decir que no se haya dicho antes, pero la manera en que tú miras el mundo es un átomo que se bifurca en posibilidades y cada posibilidad es una nota musical y cada nota es un poema y en cada poema nace otro mundo y que inspira lucha, libertad y una que otra canción de amor. Así que escribe, no esperes resultados, no complazcas al público, deja que una parte de tu hermosa esencia permanezca intacta, escribe sin temor; que la hoja en blanco es un país sin fronteras que no te pide pasaporte y donde puedes ser un superhéroe, un mesías, un villano y hasta un dios. Inventa otro universo, destrúyelo, haz que surja otro de las cenizas, conversa con las tentaciones y si es necesario celebra cada página con una cerveza. Intentar agradar a las críticas te frena, mantener una reputación te esclaviza; sólo tienes que enfocarte en una cosa y es en escribir. ¿Quieres escribir buenas historias? No vayas a lugares concurridos, ni glamurosos lugares con gente que no tienen nada interesante de qué hablar más que del dinero, no te quedes en los hoteles de lujo y no pases tu vida en el súper o la librería. Las buenas historias ocurren en rincones inhóspitos, como la barra de un bar, la banca helada del parque o en la parada del autobús. Siempre lleva contigo una pluma y una libreta. Escribe, escribe y un día quizás tengas tantas páginas y entre ellas puede haber algo que merezca estar en un libro.
Quetzal Noah