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Un libro colorido,
lleno de humor y
con experienciasCOMPRAR LIBRO -
Mi primer
libro publicadoSu primer tiraje se agotó en una semana.
COMPRAR LIBRO

antología que incluye cuatro títulos
- Para que te sientas bonita
- De las estrellas a Sofía
- Las viejas cartas para Ana
- El color de los tallos
Aventuras
OPINOLOGOS DE LA PANTALLA
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Publicado por
noahquetzal
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Hay personas muy valientes detrás de las pantallas. Se sienten expertos en temas de los que probablemente solamente vieron un vídeo en youtube. Cuando no están de acuerdo en algo a falta de argumentos comentan con fotos evidenciando su deterioro neuronal. Sienten que su vida ha trascendido cuando su comentario de hate identifica a unos cuantos miserables como ellos; su mayor logro es esa manita hacia arriba. Hay personas que dicen ser artistas y al ver el trabajo de otros lo demeritan, lo subestiman, lo menosprecian haciendo gala en sus palabras que ellos lo harían mejor pero ¿por qué no lo hacen? Hay un montón de gente talentosa en internet que logra con sus creaciones un lenguaje tan sencillo como brillante que muchos creen que es fácil. A lo largo de estos años que el internet se ha vuelto mi columna y mi diario puedo notar que no han evolucionado mucho en cuanto a opiniones. Por lo regular uno en su tiempo libres mira sus perfiles y nota rostros vacíos y secos, a veces ni el rostro muestran porque deben sentirse en el fondo avergonzados de lo que hacen, han acaparado las redes sociales bajo perfiles dudosos donde desquitan la ira por la miseria en la que se sienten atrapados ¿Han hecho algo para lidiar con el fracaso si es que alguna vez desafiaron sus propios límites? Para mí esa subespecie ese lo más bajo en la evolución humana ¿quién está tan al pendiente de algo que no le gusta? Vaya manía de malgastar la respiración y desaprovechar la escasa función cognitiva que les enseñe a enfrentar ya problemas. Puede ser una reacción ante lo frustrante que llegan a ser las comparaciones. El mundo de los artistas está lleno de críticos, y qué curioso, porque los artistas andan divagando en sus pensamientos y por ello huyen al refugio de su soledad. Un artista o una persona con un poco de éxito es el recordatorio para muchos de lo que no han alcanzado, ta vez pensaron que merecían un poco de reconocimiento ¿y por qué no? Tal vez la actitud no les ayudó y siguen perdiendo el tiempo en ver lo que otros hacen y lanzar sus dardos rencorosos con palabras rebuscadas que oyen de filósofos youtubers. Lo que está claro es que disfrutan opinar a diestra y siniestra, como si el mundo lo pidiera a gritos para empaparnos de su fructífero conocimiento. El problema no está en opinar en problema es creerse experto en un tema del cual sus fuentes son artículos de internet con de sitios con dudosas procedencias. Al opinologo de la pantalla no le interesan los hechos, sino simplemente desquitar el enojo que tiene porque piensa que la vida ha sido cabrona y no le ha dado lo que tanto pide. Quizás haga falta visitar un psicólogo.
Quetzal Noah
El motivo
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Publicado por
noahquetzal
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Sentado viendo el azul del Caribe mexicano en las playas de Tulum, en una mano sostiene una corona bien helada y en la otra un porro que acaba de forjar junto a un brasileño con rastas que se hace llamar Marcus y un werito de Guanajuato al que apodan Placa. Carlos Francisco escucha una conversación sobre los caminos de piedra blanca que hacían los mayas, hablan de uno que conecta a todas las ciudades desde la reserva de Sian Ka´an. Carlos Francisco salió de Mexicali un día normal de febrero con la intención de ir hacia San Carlos a pasar unos quince días acampando, paulatinamente se fue dejando llevar por el viaje, y ahora frente a él, las olas calmadas le mandan un mensaje cifrado, el viento sopla en dirección a Bacalar. Marcus fuma del porro y dice que Bacalar está bien chido, ya aprendió varias jergas mexicanas, le rola el toque a Placa. “Califo” como llaman los viajeros a Carlos Francisco, se ganó dicho mote por Carlos y su procedencia de aquel estado del norte de México…
Ya llevaba varios días pensándolo, lo estuvo planeando con cautela, luego se dio cuenta que si uno planea demasiado puede complicarse el fluir, así que, inspirado un poco en Los Vagabundos del Dharma de Jack Kerouack reflexiona sobre el poder que ejerce la voluntad en la realidad. Califo tiene 28 años, sentía que su vida estaba pasando como cualquier otra existencia que se convierte en un engrane de la nueva era, una máquina diseñada para cumplir con los deberes, para moldearse al sistema del consumo, para no cuestionar más allá de los conceptos de libertad establecidos, una figura de arcilla que se manipulada con agresivas campañas publicitarias que exigen a los caballeros usar ciertas fragancias o coches para elevar el nivel de testosterona y así conseguir la inmediata aprobación del sexo femenino en búsqueda del fin más básico que es la reproducción. A sus 28 años Califo no ha fracasado en nada, porque nunca intentó nada nuevo, luego de estudiar la carrera de artes visuales consiguió un trabajo en una agencia de publicidad, en donde su pasión por el cine se vio lentamente devorada por la feroz competencia del confort, renunció dos años después para dedicarse a encontrar un trabajo en otra agencia, hay gente que cree que está haciendo cosas nuevas pero la verdad, si los analizas de afuera, sólo está repitiendo patrones cambiando unos cuantos nombres o lugares. Hasta aquí todo es completamente ordinario, a Califo le espera, un matrimonio donde se instauró la costumbre en los balcones del conformismo, la pasión es ahogada por esa fragilidad de la mayoría de los seres hacia la soledad. Califo va a su pequeño apartamento cerca de la avenida Juárez, planea que el fin de semana tal vez vaya de compras a Calexico por un par de tenis nuevos o un videojuego, cuando la vida es aburrida el dinero se gasta en cualquier pendejada cara. No sabe si tendrá esa noche sexo con Mariana, su novia, quien conoció en la universidad. Al caminar por las escaleras del edificio se percibe un aroma a incertidumbre, como si algo no fuera a estar bien, de pronto, le invade cierta tensión, piensa que está cansado, que tal vez sólo necesita sentarse a ver una serie y tomarse unas seis cervezas, darle de comer a su perro y un poco de sexo. Califo entra a su apartamento, no huele a cena preparada en microondas, no hay pizza fría ni comida china en la mesa, la nevera está llena de cervezas. Hay una nota en la mesa, un sobre que al verlo provoca un tic nervioso en los parpados.
Carlos no sé si poder jurar que te quiero, porque si te quisiera no me estaría yendo, o tal vez te quiera y haya dejado a un lado mi egoísmo, nuestro conformismo, para llegar a la conclusión de que no nos podemos engañar. Esta, tú lo sabes, no es la vida que merecemos, no se parece a lo que aquellos dos estudiantes soñaban. Carlos ya no me tocas, no me cantas canciones con la guitarra, no tienes ideas locas, no me escribes versos cursis (te decía que eran ridículos, pero sabías que me encantaban) te has consumido, como si una energía proveniente de una nave espacial te habría abducido y te puso otra alma. He intentado saber qué te pasa, siempre me dices que todo está bien, no te abres conmigo, no cocinamos, no nos duchamos juntos, no tenemos sexo en la mañana, no salimos al parque a pasear al perro. Carlos, debo admitir que también me estás consumiendo, mi deber ha sido escucharte, darte el aliento, pero siento que has sido egoísta y no preguntas cómo me siento, qué quiero hacer con mi tiempo, cómo me fue en el trabajo. No quiero sonar como una vieja loca que reprocha por nada, pero tengo razones, me siento hundida, vacía, a veces me deprimo, me frustra que todo sea tan monótono. Eres un buen chico, pero las mujeres necesitamos sentirnos amadas, bueno, los seres humanos en general. Carlos no me des lo que te estoy pidiendo, yo ya lo encontré en otro lado, perdón por decírtelo de esta manera. Carlos ya no me encontrarás en la ciudad, espero que no intentes buscarme, busca primero dentro de ti aquello que te tiene tan desconsolado y cuando lo resuelvas, podrás hacer feliz a alguien más.
Atentamente
Mariana
Carlos se queda sin palabras, su garganta no puede pasar saliva, su pecho se enfría, lo único que pensaba que tenía seguro en la vida aparte de la muerte creía que era Mariana. Carlos, va por una cerveza, se la toma en un trago, saca otra, luego otra, pone música house, se tira en el sofá. Es un tipo metódico, un hombre que no está acostumbrado al arte puede ser peligroso, es más susceptible a caer en la depresión, si tuviese gusto por la poesía, tal vez podría escribir de cómo en ese momento su corazón se convierte en salinidad para desbordarse por los cenotes bajo sus cejas, de pronto la canción dice Anything can happen. Carlos está cansado, se está quedando dormido, pero ahora se da cuenta de que está cansado, cansado de no poder haber sido él mismo, cansado de no tener idea de por qué paga las cuentas, cansado de no saber para qué está existiendo.
Los próximos tres meses son para Califo una serie de subsecuentes problemas existenciales, mientras se encuentra en el súper compra cosas cada vez más extrañas, por ejemplo un día se compra una cubeta de plástico la cual cuelga en una pared para agujerarla por la parte de abajo e improvisar una canasta de baloncesto. Otro día en la caja compra un paquete de todas las marcas de condones; Califo sólo ha tenido sexo con una sola mujer en toda su vida, y en veces, duda de que eso haya sido sexo. Tal vez la mujer se fue porque encontró alguien que la hacía sentir más importante, alguien que le preguntaba los detalles simples de su vida o de sus gustos, alguien que de vez en cuando siente el ánimo de sorprenderla, alguien que se la cogía rico también puede ser.
Califo está desmotivado, se ha dejado la barba durante una semana, su cabello luce alborotado, su ropa huele usado, su jefe le pregunta que si se encuentra bien. Califo finge que no ha habido nada trascendente, hasta el día en que lo encuentran en el comedor metiendo una lata de atún al microondas. Es entonces cuando compañeros de Califo le insinúan al jefe que tal vez eso se deba a la ruptura con Mariana. El jefe le dice a Califo que se tome unos días, a Califo parece no importarle. Se va temprano a casa, ahora invita a sus pocos amigos e intenta hacer una fiesta con temática de erotismo, eventualmente sus amigos llegan movidos más por la curiosidad que por el ánimo del concepto. Durante la mañana en que Califo limpiaba todo el desastre de la fiesta, en el excusado, se encuentra un libro flotando. Quién vergas tira un libro al excusado. Califo sabe que no es de él, porque Califo tampoco es un gran lector, tal vez lee una que otra pendejada espiritual para mejorar la vida y tener control de la mente. El libro es Los vagabundos del Dharma de Jack Kerouack. Lo saca por la ventana, con el calor de Mexicali el libro no tarda en secarse hasta quedar un poco deformado; aun así, es legible. Ha pasado una semana sin asistir a su trabajo, de pronto, le viene un sobre salto de entusiasmo, al leer a aquel vagabundo trepando a los trenes, comiendo alimentos enlatados, durmiendo en los vagones, despertando en otras ciudades para ir a acampar a las montañas, lejos de todo barullo. El problema de muchas personas que se deprimen en la ciudad puede ser porque olvidan tener de vez en cuando tener contacto con la naturaleza en su puro esplendor.
Cierta tarde Califo siente la necesidad de hacer algo fuera de lo común, así que toma su camioneta Chevrolet 2000 y sale rumbo a San Luis Río Colorado con la excusa de ir a buscar tacos hechos con tortilla sobaquera. En la salida ve a un par de viajeros, con mochilas gigantes, tienen atadas cobijas y tiendas de campaña en ellas. Levantan el dedo. La camioneta se detiene y Califo les pregunta a dónde van.
—Cámara carnal. Vamos para San Carlos, venimos subiendo desde Cabo San Lucas
—¿Cómo se llaman?
—Yo soy Ricky Tambor y este valedor es el Chango. Donde nos puedas tirar es bueno.
—Yo también voy para allá. Suban las mochilas a la caja
CONTINUARÁ
Las aventuras de Califo, Quetzal Noah
Invítala a salir
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noahquetzal
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Invítala a salir ¿por qué le piensas como si dependiera el movimiento de los planetas de ello? Tal vez sí. Tal vez te va a decir que no, que está ocupada, que sale tarde del trabajo, que la escuela no le permite, que casi no se desvela, que vive lejos. Tú pregunta hasta que la dejes sin opciones ¿no te gusta el café? ¿entonces un té? ¿vives muy lejos? ¿y si voy por ti y te acompaño de regreso? ¿no te gustan los bares? ¿Entonces vamos al teatro? No sé, quizá no le guste algo que tú adoras, sin embargo, podría sólo ser un detalle que te ayudaría a crecer, y quizás, puede suceder, que ambos comiencen a descubrir otras cosas que no les sabían que les gustaban. No te prives de una oportunidad de conocer una caricia radioactiva para ese corazón que ya casi no late. Invítala a salir, si te dice que le gusta bailar y tú no sabes dile a tu madre, tu amiga, hermana o prima que te dé un curso intensivo de baile para primeras citas. Si ella te gusta, si la pronuncias cuando duermes, si te despiertas queriendo escucharla, si la ves y sueñas con el momento en que vuele tu mejilla por el valle de su frente entonces no ignores lo que sientes; si te dicen que hay más mujeres, es una verdad irrefutable, pero las demás no son ella, no te provocan, la ternura, la timidez, el sueño, la osadía. Invítala a salir que lo único que podrías perder son las dudas.
Del libro Mezcalero de Quetzal Noah
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@QUETZAL_NOAH
Cantautor y detective salvaje / Autor independiente con más de diez libros publicados / Soy un monstruo hecho de monstruos.